Isla de Flores
El continente europeo tiene en este trozo de tierra su punto más occidental. El nombre de la isla ‘Flores’ se cree estar relacionado con la abundancia de flores naturales. Entre los verdes intensos de su vegetación, sobresalen cascadas y arroyos que ayudan al riego de un jardín natural de coloridas flores, donde destaca el rosa de las azaleas y de las hortensias. Uno de lo monumentos naturales más famosos es la Rocha dos Bordões que consiste en un conjunto de columnas verticales de basalto. Las formaciones geológicas con formas peculiares prosiguen en el Morro dos Frades, donde hay quien distinga en la roca las siluetas de un fraile y de una monja. Aún más simbólico, el islote de Monchique representa el punto más occidental del continente europeo: se divisa desde la Vigia da Ponta Negra, cerca del Farol do Albarnaz (faro). En la zona costera entre Fajã Grande y Fajãzinha encontramos innumerables islotes, puntas, bancos de arena, calas, cuevas costeras, cascadas y frondosos valles, son alguna de las peculiaridades que ofrece esta zona costera. Adornando las altas escarpas de la costa sur, están la Fajã Nova, en la Ponta da Rocha Alta y la Fajã de Lopo Vaz, ambas accesibles por senderos a lo largo del acantilado. Ponta Delgada, Santa Cruz y Lajes son otros puntos de gran interés.
Gastronomía
La carnes de cerdo en salazón, previamente remojadas, se cuecen y se sirven con patatas y col. El ñame con salchicha y sopa de berros, son parte del menú más tradicional. El queso curado producido en la isla tiene una pasta suave y una textura firme. En los pasteles de Erva Patinha se une el concepto de tortilla con las algas marinas que crecen en la orilla. El pescado, que es parte del patrimonio gastronómico de la isla, está presente en diversas recetas como el albacor al horno y el estofado de congrio. De la ‘araçá’, planta de la familia de la guayaba, se cosechan frutos amarillos, rojos y morados, con los que se produce un dulce típico. La miel coge el aroma de las inmensas flores que embellecen la isla.